Dije chau (Valentina Berón) Taller de escritura de Eva Murari, Bahía Blanca



 Dije chau

y me fui a vivir a la corteza del sauce llorón.

los años le pesan,

y eso se nota a simple vista,

pero los muestra con alegría.

es algo áspera,

sus escamas se abren

y a veces me lastiman.

uso la salvia para limpiarme,

de vez en cuando me regala un par de hojas

secas para hacerme un vestido,

lo coso con ramitas como aguja,

y el hilo es de la vieja telaraña que cuelga

como bandera.

los vecinos son tranquilos,

sólo escucho a la araña tejer los sábados,

y a las hormigas tarareando una canción que

no entiendo.

me divierto jugando a trepar el árbol

hasta alcanzar la cima.

a veces las hojas me echan una mano,

son resistentes,

se ríen cuando tropiezo

y pienso que voy a caer,

aferrándome, clavando las uñas en la

corteza,

tan asustada como una ardilla indefensa.

cuando a la mañana no despierto, algunas

me hacen cosquillas,

otras me revuelven el pelo,

las demás solo piensan que soy perezosa.

en los días lluviosos

Nombre: Valentina Berón

Edad: 13 años

Contexto: Taller virtual de escritura

Coordinadora: Eva Murari

Localidad: Bahía Blanca


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me mudo al hogar de las arañas.

casi siempre me sirven una taza de té,

y aguardamos a que el agua deje de gotear

sobre el techo de madera,

la lluvia ha parado

esperamos a que el atardecer se presente,

el Sol se despida,

y la Luna se muestre

espléndida, como siempre.

si me quedo dormida allí,

ellas me llevan a mi casa,

y me cubren con las sábanas

en el verdoso colchón.

cuando el viento es muy fuerte

cierro la vieja puerta

que siempre rechina y me deja a oscuras.

el viento me asusta,

el ruido que provoca es inquietante,

siento que todo tambalea,

y solo me arrodillo en una esquina

pidiéndole que pare.

si me hace caso, las hormigas tocan la

puerta y me llevan afuera,

me tranquilizan y me muestran que no hay

nada de qué preocuparse,

sólo ahí puedo volver a dormir en paz.

en la corteza del sauce llorón

se vive bien,

todavía quedan historias secretas

debajo del polvo sobre sus arrugas,

pero se siente como si hubiese habitado sus

entrañas

desde sus comienzos,

desde la semilla.

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