Escucho sus corazones (Camila Racedo) Instituto Garicoits de Martín Coronado


La piel

Extensa y sensible,
a veces húmeda como el río,
y otras, seca como el oasis.
Sólo una caricia y una mirada que la penetre
puede hacerla florecer.
Podemos ver sin mirar y sentir
una canción, un beso, una caricia,
el corazón puede explotar
de frío como un tempano de hielo,
Y otras, de fuego como un volcán.
Áspera o suave,
podemos recorrerla de principio a fin.

La ropa

Hay mil formas de vestirse, y todas son adecuadas
Talle extralarga, estampas lisas o a rayas,
Y a mí no me importa nada.
Yo me pongo lo que quiero
al derecho o al revés.
Con flores o con dibujos
y zapallitos en los pies.
La ropa me da la forma,
que yo quiero parecer.
Mil diamantes en mis faltas
que me hace otra mujer.

El hogar

Lugar mágico, donde encuentro mi espacio,
donde ni la más terrible tempestad puede derribar mi paz.
Donde soy yo, con todo lo que tengo, y más.
Donde gano la batalla, con los dragones más temibles,
y apago los incendios más furiosos.
Donde me cuido, y te cuido,       
pensando en la cura para esta enfermedad,
que nos mata como a hormigas pisadas por un gigante.
Recorro sus rincones, en una alfombra mágica,
que me lleva de un lado a otro
y me rio a carcajadas, porque ahí soy feliz.

El entorno

Quisiera salir de aquí, en este mismo momento.
Siento risas y llantos,
veo como se desgarran la piel.
Escucho sus corazones correr sin freno,
sin rumbo.                             
Me rodea el humo gris,
Y me envuelve el frío de la noche.
Quemo mis pies, descalzos, en las brasas de aquella hoguera.
Me voy.
Floto en el aire, sin saber que pasa,
como un pájaro en suave vuelo.
En su entorno, hay otros pájaros, que vuelan junto a él.
No me juzguen.
No lo tachen.
Me siguen arrancando el alma.
Atenme a este suelo, y ayúdenme a quedar.

El mundo

El mundo, ¿Qué será de él, si lo seguimos maltratando?
Con humos negros, con pocos verdes,
Con mil olores, que nos hacen vomitar,
Y la suciedad que pisamos diariamente.
¿Cómo volver a soñar con ese cielo azul?
Que es tan alto, que quisiéramos tocar
Pero que algún día conoceremos.
¿Cómo volver atrás, para respirar sin miedo?
¿Cómo recorrer el mundo, sin temor a caernos al precipicio?
¿Tomaremos conciencia, que nuestra inconciencia, nos está destruyendo?
Quizás… No estemos preparados para este mundo.

Camila Racedo



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