La casa
Era una casa muy disparatada
no tenía cama pero sí una espada.
Abrir la canilla no se podía
porque el agua no salía.
Salir afuera nadie podía
porque puerta no había.
Abrir la heladera no se podía
porque la casa no la tenía.
Estaba hecha con mucho estrés
calle Los Loros, número tres.
Irina Hernández Rosemberg
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