Soy los fragmentos que guardan eventualidad.
Este presente de remolino
con luna de ayeres y soles de hoy
que vislumbran mi incógnita.
Espirales que pivotean en el abismo.
Me adentro en el lecho
de un mar profundo.
Me desmorono.
Me busco
y me veo fulgor
atemorizando las sombras deshabitadas.
Esfumo al tiempo.
Mis horas de hastío,
de rumbos y errores pasados.
Despedazo olvidos.
En la cumbre de mi existencia coexisten innumerables intentos
Por no perderme,
Por encajar,
No quieran ahogarme en manantiales de angustia.
Vaciedad de un cielo sin estrellas.
Es mi interminable agonía
que cuestiona a dónde voy
que no olvida de dónde vengo.
Mi temblor helado, inolvidables corrientes.
Soy lo que no se puede ser
en tanto desierto de sentimientos.
Deseos que no pueden ser verdades.
Y aun así los espero, eso nadie me lo quita.
He sido capaz de encontrar mi identidad.
Todo lo que se puede ver y percibir de mi ser.
A pesar de lo eterno, de lo sugestivo,
del destino y las percepciones,
mi camino se acerca más temprano de lo que sospecho.
Y es el camino correcto, mi trayecto concluyente.
Entonces, ¿qué sigo haciendo aquí? He sido capaz de encontrar mi identidad.
Todo lo que se puede ver y percibir de mi ser.
A pesar de lo eterno, de lo sugestivo,
del destino y las percepciones,
mi camino se acerca más temprano de lo que sospecho.
Y es el camino correcto, mi trayecto concluyente.
Entonces, ¿qué sigo haciendo aquí?
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