Magnífica aquella ave que prende vuelo sin importar las veces que sea avasallada pues al prender vuelo no hay quien lo pare, pues, cual águila puedes ser perseguida más nunca derribado. No seas como ese cardenal o ese jilguero, sé como ella, a la cual nadie la tumba, pues, es preferible ser esa águila solitaria la cual sigue en los cielos volando a esa hermosa ave encerrada la cual olvidó la libertad del vuelo por aquellos que, embelesados de su hermosura, detuvieron su vuelo.
Tomás Martínez, 17 años
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